¿Son las mediciones la realidad, o nuestro único contacto posible con la realidad? (¿La fenomenología es ontológica o un límite epistemológico entre conciencia y realidad?)
Si existe un mundo material en sí, indeterminado, indeferenciado, externo a la experiencia humana, ¿cómo es posible que los fénomenos en la experiencia humana adquieran sentido, calcen, se conformen de forma lógica? ¿Cómo puede existir un mundo fuera de la lógica, pero tal que los fenómenos que de ellos emanan sean lógicos? ¿Pero cómo podría existir tan sólo la experiencia humana, si en la misma experiencia los fenómenos se muestran como no determinados por la experiencia, sino que dados e interpretados por esta?
Para la existencia real, sustantiva, de los objetos diferenciados, determinables, es necesario considerar la fenomenología como real y sustantiva (considerar que lo ontológico no son sólamente los objetos aislados; las relaciones, las interacciones, las acciones, las ideas, son sustantivas). El continuo es una necesidad ontológica para los fenómenos, y por ser el continuo real, las cosas no sólo perduran en el tiempo, sino que las cosas existen necesariamente en el transcurso temporal, requieren que se las considere en un intervalo de tiempo para existir: no es la silla en este fotograma y en el siguiente y en el siguiente, es la silla existiendo continuamente. La existencia de una onda requiere que se la considere a lo largo del tiempo, en un fotograma sólo son partículas ocupando una posición. El concepto de movimiento pierde toda significancia si los cuerpos pudiesen existir en fotogramas aislados de tiempo, y junto con él el de energía. Más fundamentalmente, las interacciones requieren de tiempo para existir. Se podría pensar que requieren tiempo para manifestarse, pero no es razonable pensar en su existencia más allá de su manifestación ¿Qué seriedad hay en pensar que existe un campo de fuerzas, si no hay movimiento?
El mundo físico, infinitamente diferenciado, fluido, extenso, interrelacionado, es incognocible en su totalidad para el individuo. Posiblemente incognocible en su totalidad para el sujeto, entendido como conocimiento y raciocinio humano. Para interactuar con este, para predecirlo y adquirir percibir que lo entendemos, creamos modelos, esquemas, patrones, ideas, a partir de mediciones, y es esto todo lo que conocemos. Pero un modelo del objeto medido nunca va a ser el objeto medido, siempre va a ser una conceptualización. Las fórmulas no están en el mundo. Cuál es real, el campo de fuerza, el campo potencial, la tensión interna en los objetos? Ninguno en el mundo físico, todos en la experiencia humana.
Para reconocer particulares diferenciados, es necesaria la existencia de un universal genérico. Para decir que esto es una manzana y lo de aquello también, es necesaria la existencia de “manzana”, pero “manzana” es una idea, un concepto, no es algo con existencia más allá del sujeto. “manzana” existe como formas de tinta sobre papel en libros, como píxeles en la pantalla, como bits en memorias, como ondas de sonido recorriendo el aire, como actividad neuronal pensando o recordando activamente,formas de las cuales ninguna tendría significación, ni relación alguna con ninguna manzana material sin la existencia del sujeto.
O sólo existen elementos fundamentales e interacciones fundamentales entre estos, o toda estructura emergente en su interacción y acumulación es tan real como estos mismos. Las interacciones ocurren “entre” objetos, pero los objetos ocurren en la interacción. Las “inter”-acciones entre elementos, no sólo le “suceden a las cosas sino que son cosas por sí mismas. Para la realidad de las estructuras complejas se requiere la realidad de los patrones, si existen por sí mismos las relaciones, los patrones, las estructuras, entonces existe la experiencia humana como objeto material en los fenómenos, en las interacciones, en los patrones, en las estructuras.
Uno no puede decir que existen las imágenes, los registros, los audios, las maquetas… pero que no existen las ideas. Porque sin ideas las imágenes, registros, audios, maquetas, no son tales, sólo son pigmento, compresión de aire ondulatorio, acumulación de materiales. Y en la efectividad de los fenómenos no son sólo pigmento, compresión de aire ondulatorio, acumulación de materiales, si lo fueran no generarían reacciones particulares y determinadas en los cuerpos físicos de los seres humanos, y a través de estos en el mundo físico externo. (materialidad de las ideas) (las ideas tienen sustancia en el mundo material o el mundo material tiene sustancia en las ideas?)
La experiencia humana otorga medida. En el mundo físico no hay escalas. Sin experiencia humana no hay grande ni pequeño, por tanto no hay infinito ni infinitesimal, no hay “pacing”, un fotón tarda una eternidad desde la ampolleta a tu cabeza y la historia del universo transcurre en un instante. Sin experiencia humana no hay presente.
Que las cosas sólo existan en la experiencia no quiere decir que tengamos control sobre ellas. El que cada persona que camina hacia una silla tropiece con ella no implica que existe algo exterior a la experiencia que le da forma o la crea cada vez que alguien camina hacia ella. Se puede pensar que el hecho de que cada vez que alguien camina hacia la silla tropiece con ella es aquello que la vuelve real. O la silla existe por sí sola, previa a la experiencia y la experiencia se crea cuando interactuamos con la silla, o la experiencia ES la interacción con la silla y la silla ES la suma de experiencias asociadas. ¿Cómo se define la existencia si no es a través de la manifestación en fenómenos? ¿Qué querría decir que la silla “existe”, previo a la interacción?
Si las cosas no existen “previo” a la interacción, no tiene sentido el concepto de “inter”acción, no es un fenómeno “entre” cosas preexistentes, es un fenómeno que pone las cosas.
Hay puntos que apuntan a la naturaleza dialectica del mundo material y otros que apuntan a la necesidad de la experiencia humana para la determinación del mundo. Los puntos están desordenados, creo que hay un orden que lleva a que el mundo material implica la sustantividad de las ideas, y otro que toma las ideas como necesarias para la determinación de un mundo real.
O sólo existen elementos fundamentales e interacciones fundamentales entre estos, o toda estructura emergente en su interacción y acumulación es tan real como estos mismos. Las interacciones ocurren “entre” objetos, pero los objetos ocurren en la interacción. Las “inter”-acciones entre elementos, no sólo le “suceden a las cosas sino que son cosas por sí mismas. Para la realidad de las estructuras complejas se requiere la realidad de los patrones, si existen por sí mismos las relaciones, los patrones, las estructuras, entonces existe la experiencia humana como objeto material en los fenómenos, en las interacciones, en los patrones, en las estructuras. Considerar que lo ontológico no son sólamente los objetos aislados; las relaciones, las interacciones, las acciones, las ideas, son sustantivas. Uno no puede decir que existen las imágenes, los registros, los audios, las maquetas… pero que no existen las ideas. Porque sin ideas las imágenes, registros, audios, maquetas, no son tales, sólo son pigmento, compresión de aire ondulatorio, acumulación de materiales. Y en la efectividad de los fenómenos no son sólo pigmento, compresión de aire ondulatorio, acumulación de materiales, si lo fueran no generarían reacciones particulares y determinadas en los cuerpos físicos de los seres humanos, y a través de estos en el mundo físico externo. (materialidad de las ideas) (las ideas tienen sustancia en el mundo material o el mundo material tiene sustancia en las ideas?) El continuo es una necesidad ontológica para los fenómenos, y por ser el continuo real, las cosas no sólo perduran en el tiempo, sino que las cosas existen necesariamente en el transcurso temporal, requieren que se las considere en un intervalo de tiempo para existir: no es la silla en este fotograma y en el siguiente y en el siguiente, es la silla existiendo continuamente. La existencia de una onda requiere que se la considere a lo largo del tiempo, en un fotograma sólo son partículas ocupando una posición. El concepto de movimiento pierde toda significancia si los cuerpos pudiesen existir en fotogramas aislados de tiempo, y junto con él el de energía. Más fundamentalmente, las interacciones requieren de tiempo para existir. Se podría pensar que requieren tiempo para manifestarse, pero no es razonable pensar en su existencia más allá de su manifestación ¿Qué seriedad hay en pensar que existe un campo de fuerzas, si no hay movimiento?
2)El mundo físico, infinitamente diferenciado, fluido, extenso, interrelacionado, es incognocible en su totalidad para el individuo. Posiblemente incognocible en su totalidad para el sujeto, entendido como conocimiento y raciocinio humano. Para interactuar con este, para predecirlo y adquirir la percepción de que lo entendemos, creamos modelos, esquemas, patrones, ideas, a partir de mediciones, y es esto todo lo que conocemos. Pero un modelo del objeto medido nunca va a ser el objeto medido, siempre va a ser una conceptualización. Las fórmulas no están en el mundo. Cuál es real, el campo de fuerza, el campo potencial, la tensión interna en los objetos? Ninguno es real en el mundo físico, todos lo son en la experiencia humana. “La gravedad newtoniana no es real, la gravedad en verdad fue explicada por Einstein”, pero la gravedad de Einstein se rompe en agujeros negros y escalas cuánticas, “entonces la gravedad relativista no es real y debemos encontrar otra que sí lo sea”. La creencia de que existe un modelo infinitamente preciso capaza de predecir y “explicar” todo fenómeno, porque es el “real” es una ingenuidad acientífica, un modelo nunca va a ser la realidad externa, y puede o no haber un modelo válido en todo contexto. En escalas cotidianas la gravedad newtoniana es perfectamente aplicable y efectiva, en contextos relativistas la gravedad de Einstein es perfectamente aplicable y efectiva, son reales como modelos en la medida en que son efectivos, y ambos son válidos en el contexto adecuado. No hay tal cosa como el modelo “real”, por tanto no tiene sentido pensar en los modelos más generales como más “reales”.
Para reconocer particulares diferenciados, es necesaria la existencia de un universal genérico. Para decir que esto es una manzana y lo de aquello también, es necesaria la existencia de “manzana”, pero “manzana” es una idea, un concepto, no es algo con existencia más allá del sujeto (aunque ya se dijo que es sustantiva, material, adquiere sustantividad en los fenómenos de la experiencia humana, el sujeto es la experiencia humana). “manzana” existe como formas de tinta sobre papel en libros, como píxeles en la pantalla, como bits en memorias, como ondas de sonido recorriendo el aire, como actividad neuronal pensando o recordando activamente,formas de las cuales ninguna tendría significación, ni relación alguna con ninguna manzana material sin la existencia del sujeto. 6) La experiencia humana otorga medida. En el mundo físico no hay escalas. Sin experiencia humana no hay grande ni pequeño, por tanto no hay infinito ni infinitesimal, no hay “pacing”, un fotón tarda una eternidad desde la ampolleta a tu cabeza y la historia del universo transcurre en un instante. Sin experiencia humana no hay presente. De Einstein sabemos que el espacio-tiempo es relativo, depende del observador, pero sin experiencia, sin escala, relativo a qué? De todas formas espacio y tiempo no son más que conceptualizaciones humanas, tenemos una incapacidad insoslayable de descubrir qué es lo que conceptualizamos como espacio-tiempo.
El problema de considerar como realidad efectiva al mundo físico y a nuestra experiencia como emergida de este, es que se pierde toda noción de antropocentrismo como esencia ontológica. Peor aún, no hay seguridad de la existencia de libre albedrío, peor aún, es altamente probable que no exista. Ante la perspectiva de que la realidad efectiva sea externa, incognocible, indeterminada, indiferenciada, intemporal, esencialmente aleatoria ¿No es más sensato considerar como real, efectivo, aquello que experimentamos, aquello determinable, cognocible, aquello que experimentamos como real en el día a día y es nuestra única fuente de material para trabajar lo no cotidiano? No sabemos, no tenemos cómo, si es que realmente hay un objeto externo que determina la medición o la experiencia, sólo sabemos que existe la experiencia. Adecuamos la ciencia y la lógica no al objeto externo no conocido, las adecuamos a la experiencia, coloquialmente a “la experiencia que tenemos de ese objeto”. Creamos modelos que se ajusten y sean capaces de predecir mediciones, nunca el fenómeno no experimentado, sino las mediciones que consideramos “mediciones del fenómeno oculto”. No obstante, no requerimos ontológicamente de tal “fenómeno oculto”. La visión común es que la ciencia se acerca a conocer el fenómeno oculto a través de mediciones y modelos más precisos, la visión que propongo es que la ciencia avanza en la determinación creciente del fenómeno experimentado. Si la causalidad existe únicamente en la operación del pensar, no es necesaria ni coherente la perspectiva de que es necesario un objeto externo que causa el fenómeno, basta con que el fenómeno sea, y de echo todo cuanto podemos afirmar es que el fenómeno es.